Regalos de nuestros alumnos

Cuando no había móviles

Maribel, alumna veterana de la Escuela, es una bohemia, escribe y pinta de forma habitual con todo su corazón. Compartimos con ustedes uno de sus escritos. Esperamos que lo disfruten.

El ancla

El ancla, así le llamábamos a nuestro escondite favorito. El tanque, la nave invisible cualquier cosa que nos diese magia y poder. Allí echados mirando al cielo con las piernas cruzadas y dándonos una caladita de los cigarrillos que Germán le robaba a su tío, éramos de pronto jefes de la mafia o de cualquier banda. Soe relataba como le había ido el día de clase, realmente se pasaba y así nos reíamos un gran rato los tres. Entre risas y alguna pelea pasábamos la tarde hasta que teníamos que volver cada uno a su casa. Una tarde cuando nos dirigíamos al Ancla me paré como se para un camión de golpe. Las puntas de los zapatos se quedaron enterradas en la arena.  El cojín de Batman de Soe estaba fuera de su sitio y de allí se oía unos gritillos. Germán cogió un palo y con mucho cuidado intentó levantarlo por una esquina, los tres mantuvimos la respiración y ….oh sorpresa apareció la escena más mágica que nunca hubiésemos inventado: dos minis gatitos maullaban. Nos quedamos mirando como tres tontos miran a un escaparate lleno de golosinas.
¿Y ahora qué? ¡Mi madre no me deja tener gatos les tiene alergia!- gritó German. Soe se acercó al más pequeño y comentó: «Con Max (el perro que tiene en su casa) no podré ni llevarlo se lo comería de un bocado».
«A mí no miréis yo ya tengo a sanguijuela y a Topi, mi madre me corta el cuello».

Continuará…

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1 comentario en “Cuando no había móviles”

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